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UCI obstétrico: ¿Necesidad o capricho?

UCI obstétrico, Venezuela
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Artículo escrito por Erick Amnover Chaer García, residente de obstetricia y ginecología, quien habla sobre la necesidad de instruir a los galenos sobre el cuidado y las atenciones que deben brindarse en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para casos obstétricos resaltando que, en otros países, es un hecho dicha capacitación médica.

Con el paso del tiempo desde su nacimiento en el hospital Johns Hopkins en Baltimore en 1958 a la fecha, las unidades de cuidado intensivo han sido un sitio de referente médico donde se brinda a los pacientes la oportunidad de superar ciertas condiciones. Sin las atenciones que se brindan en dichos espacios, probablemente, a pesar de la calidad de los servicios que se brindan en nuestros centros prestadores de servicios sanitarios, sería imposible el concebir su supervivencia, siendo estas unidades y el personal humano destinado a trabajar en las mismas una necesidad imprescindible en los centros de mayor nivel de atención.

Las pacientes obstétricas, como cualquier otro paciente, pueden requerir atenciones intensivas que pudieran poner en riesgo no solo su vida, sino inclusive la del producto de su concepción. Afecciones como los trastornos hipertensivos en el embarazo, traumas, EVC, afecciones cardíacas, trombóticas o infecciosas necesitan de una vigilancia particular y exclusiva que puede distar de los protocolos preestablecidos para otros pacientes.

Estando conscientes de que las atenciones deben ser dirigidas y estar centradas atendiendo a la necesidad de cada paciente, las unidades de cuidado intensivo han ido evolucionando y adecuándose no solo a los nuevos tiempos, sino también enfocándose en determinados grupos de pacientes, surgiendo así las unidades de atención intensiva a neonatos y niños, las unidades de atención cardiovascular, post-operatorios, de trasplante, psiquiátricos, aislamiento, etcétera.

Todos asequibles en nuestro medio, pero a pesar de ello, sigue siendo escaso el enfoque obstétrico de la unidad de cuidados intensivos, dando al traste situaciones donde tanto el clínico como el tocólogo pueden diferir en los enfoques de tratamiento en pos del beneficio tanto de la paciente como de su producto trayendo a colación la siguiente pregunta: ¿Necesita el país una escuela de UCI enfocada al manejo de la paciente puramente obstétrica? Desde nuestra humilde perspectiva, la respuesta es sí, pero ello nos lleva a otra pregunta: ¿Cuáles especialistas son más idóneos para cursar esta sub-especialidad?, ¿los clínicos o los obstetras?

Éstas son las preguntas que no me atrevería a responder por las implicaciones que puede tener el inclinarse a uno u otro bando, podrían ser ambos, el fin último es el mismo para ambos especialistas: el bienestar de la paciente.

Parecería un capricho el sugerir una nueva corriente u enfoque de abordaje de la paciente obstétrica, asumiendo que dicho rol ya está ocupado o desempeñado en la práctica por los profesionales citados más arriba, pero también no es menos cierto que la formación y capacitación en un área específica genera mejores resultados, una atención más personalizada, de mayor calidad y calidez, con criterios y cursos de acción más específicos, la evolución hacia ese camino es inminente y ya países de nuestra región (como Colombia, por citar alguno) cuentan con escuelas dirigidas específicamente al aprendizaje y manejos de protocolos de pacientes obstétricas en necesidad de soporte vital y atención intensiva, es nuestro deber fomentar el avance con miras a la capacitación y profesionalización de nuestros recursos humanos para beneficio de nuestra sociedad.

Ahora solo nos queda la pregunta: los UCI obstétricos ¿son un capricho o una necesidad

Erick Amnover Chaer García

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