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Silicosis en minería

Silicosis en minería
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El ingeniero y magíster Audy Francisco Puyosa analiza los efectos de la silicosis en trabajadores de la minería. Esta enfermedad silenciosa y extremadamente peligrosa se produce por la aspiración de partículas de arena cuyo tamaño puede esquivar los sistemas de control natural del tracto respiratorio. Las mismas pueden penetrar hasta los pulmones, causando fibrosis y otras patologías potencialmente mortales.

El trabajo desempeñado suele tener una relación directa con la aparición de patologías. De esto se percataba el médico italiano Bernardino Ramazzini, quien recomendaba a sus colegas “Cuando llegues a la cabecera de tu paciente, pregúntale en qué trabaja, para ver si en la búsqueda de su sustento, no radica la causa de su mal”; frase recogida en su libro De morbis artificum diatriba, (Tratado sobre enfermedades del trabajo) publicado en el año 1700, en Módena.

En efecto, muchas veces es posible realizar una relación de causalidad entre la ocupación y el desgaste de la salud; esto por la exposición sistemática en el tiempo a diferentes elementos riesgógenos en el entorno de trabajo.

Es el caso de la aparición de patologías respiratorias en procesos que implican cepillado, desbaste, trituración, procesamiento y otros procesos de transformación que generan polvos y fibras. Estos elementos, cuando son generados y liberados en el entorno de trabajo, bien por procesos mal desarrollados o por desgaste y falta de mantenimiento, pueden alcanzar a los trabajadores y generar algunas afecciones.

Es de hacer notar que en todos los casos nos referimos a un cuadro respiratorio agudo de tipo obstructivo que se identifica de forma general como Neumoconiosis, la cual describe el elemento general y desarrollo epidemiológico de ella. Sin embargo, es común darle una connotación específica para indicar el agente primario que generó el cuadro. Así, es posible hablar de silicosis (arena), siderosis (polvos metálicos), asbestosis (asbesto), por mencionar solo algunas.

Naturalmente no todo polvo o fibra podrá causar casos graves por inhalación. Es necesario que este tenga un tamaño adecuado de partícula para que burle nuestros sistemas de control natural en el tracto respiratorio (vellos nasales, mucosa glosofaríngea, cilios, etc), lo cual requiere un tamaño máximo de 10 micras; lo que se conoce como polvo respirable; en lo específico, la norma UNE-EN-481:1995 las define como una fracción de polvo respirable (30% de las partículas de 5 micras y el 100% de las de 1 micra).

Cuando esto ocurre, el material puede alcanzar los lugares más intrincados de los pulmones e invadir los alveolos pulmonares; de ahí que se conozca como una patología pulmonar intersticial difusa de causa conocida. Es ahí donde el organismo reacciona, al sentir los efectos de cuerpos extraños que generan lesiones de las mucosas.

El sistema de defensa del cuerpo comienza a generar capas de tejido alrededor de las sustancias, encapsulándolas para evitar que continúen dañándolo. Esa cápsula, sin embargo, terminará por generar tejido endurecido (tejido colágeno) que conllevaría a la aparición de fibrosis pulmonar, descenso acelerado de la función pulmonar y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tuberculosis, otras micobacteriosis, algunas colagenosis y enfermedad renal crónica y, como resultado de las condiciones ante mencionadas, la muerte.

Esto no es algo rápido ni notable. De hecho, como patología ocupacional, su desarrollo es insidioso, evolucionando en el tiempo. De ahí que resulte improbable determinar el momento de aparición de la patología, siendo registrado en cambio la fecha de su diagnóstico. Sin embargo, también es posible encontrar casos de silicosis aguda (desarrollada en periodos de 6 meses a 5 años), inducida por exposiciones masivas. En general, esta muestra un desarrollo de disnea intensa con afectación del estado general que genera insuficiencia respiratoria, distrés respiratorio, lo cual acelera la muerte.

En el caso de la minería, el mundo de estas patologías ocupacionales es muy amplio. Esto ha llevado a diferentes estudios adelantados por investigadores en todo el mundo, con particular interés en los realizados en la Universidad Técnica de Machala aplicados a la Minera MINEDSACO de Ecuador (Chuya Chungaicela, Pedro J., 2014), también a la industria minera del Perú por el Instituto de Salud Ocupacional de ese país (Carlín, César E., 1958), el estudio retrospectivo sobre silicosis o tisis de los mineros en Colombia (Gallo, Óscar1; Márquez Valderrama, Jorge; 1910-1960) y en particular el desarrollado a la pequeña minería de Atacama en Chile (Montaña Navarro, Nelson, et.al; 1986).

Al final, recordemos que no siempre es sencillo demostrar la relación entre la patología y el agente, siendo común apelar a los criterios epidemiológicos de causalidad Austin Bradford-Hill:

  1. Asociación: Relación que existe entre la causa y el efecto adverso.
  2. Consistencia: Demostración por diferentes estudios, poblaciones y circunstancias.
  3. Especificidad: Una causa origina un efecto en particular.
  4. Temporalidad: Obviamente una causa debe preceder su efecto.
  5. Dosis – Respuesta: La frecuencia de la enfermedad aumenta con la dosis o el nivel de exposición.

Es claro que no siempre es posible aplicar todo el protocolo, por elementos de tiempo y recursos; sin embargo, ellos son la base para comprobar el cariz ocupacional de la patología.

De aquí que resulte tan importante poder desarrollar estudios formales que permitan evaluar y evidenciar la presencia de ciertas patologías en los entornos laborales. Y en el caso de la industria minera, este compromiso incluye el análisis de la neumoconiosis en sus trabajadores expuestos. Contar con un Programa de Salud Ocupacional para esta patología resulta imprescindible en la industria minera. Este debe incluir los tres horizontes de prevención en salud:

Primaria, aplicando el principio ALARA, esto es mantener la exposición tan baja como sea razonablemente alcanzable. (As Low As Reasonably Achievable)

Secundaria, identificando los síntomas tempranos de la patología a través de la evaluación médica periódica con un Programa de Vigilancia Epidemiológica en función a las condiciones de la exposición.

Terciaria, frenando el progreso de la patología a través el tratamiento de las complicaciones resultantes.

Velar por la salud de los trabajadores sería, pues, más que una obligación legal, un compromiso moral de la gobernanza. ¡Hagamos que las cosas ocurran!

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Andres Quiroz
Comunicador social.
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