
Artículo de opinión escrito por Francisco Méndez quien es internista intensivista, donde expone la necesidad de conservar y/o tomar medidas escalonadas y controladas sobre las restricciones de movilidad para evitar el aumento de casos COVID-19.
En los medios digitales y la prensa en general una de las tendencias nacionales es la necesidad de reanimar la economía: la apertura de los bares, restaurantes y demás negocios, así como la modificación o eliminación del famoso toque de queda que nos ha acompañado por más de un año. La realidad es que la economía mundial ha sufrido un duro golpe como el knockout del dominicano Michell la Zarza Ali hace unos días en california.
El reclamo actual lo inició el conocido abogado y comunicador Pedro Casals exigiendo la eliminación total del toque de queda y las restricciones de horario impuestas por el gobierno para lo cual se convocó una marcha el próximo 15 de julio a la plaza de la bandera con la consigna “déjennos trabajar”.
La realidad que se vive en términos económicos es difícil, los compromisos que atañen a las diferentes familias cuyas fuentes de abastecimiento del hogar se han visto menguadas no se puede desmentir. Pero también se debe reconocer que la reapertura de forma acelerada y la eliminación de todas las medidas que han mantenido en descenso el ultimo rebrote en la pandemia podría resultar en una decisión catastrófica o ¿es que sufrimos de amnesia?, hace menos de 4 semanas no se encontraba una cama de intensivo disponible para ningún paciente en el Gran Santo Domingo.
Entendemos la gran preocupación y desespero de la comunidad empresarial y de la sociedad laboriosa y del trabajador dominicano, pero una cosa es pedir la continuidad de la flexibilización de las medidas, así como el apoyo económico del gobierno y otra es decidir eliminar por completo todas las restricciones que nos han ayudado a no tener un mar de muertos en nuestro país, recordemos que aquí si nos dan la mano nos tomamos el brazo completo.
Si la intención es eliminar por completo el toque de queda existe una salida que permite la libertad pura y simple del mismo, se llama “vacunación” ya lo hemos visto en muchos países en donde incluso la molesta mascarilla es historia. ¡Aunemos esfuerzos! invitemos a todo ciudadano a vacunarse, puede que no sea el momento más oportuno para realizar concentraciones multitudinarias que podrían incluso disparar el número de casos culpa que les será cedida a los organizadores de dicho evento y créanme el personal de salud (médicos, enfermeras, farmacéuticos, bioanalista, auxiliares de enfermería, etc) está en su tope de soportar la dura carga que les ha tocado llevar todo este año, mucha de esa gente no ha tenido vacaciones, muchos nos hemos mantenido en sesión continua sin un fin de semana libre tratando de evitar que el dolor invada cada hogar dominicano. Es devastador ver la cara de una esposa o una hija que no han visto su familiar en días y decirles que no está porque el maldito COVID lo mató, ese trago ninguno lo queremos.
La perspectiva general de todo el pueblo incluyendo a los trabajadores de la salud es que necesitamos respirar un aire de libertad, ir a la playa, sentarnos en el malecón, jugar un dominó con los vecinos, pero hasta que eso no ponga en riesgo nuestras vidas debemos seguir por pasos no tirándonos de la escalera.
Puede que sea recomendable negociar con el gobierno la eliminación del toque de queda en todas las provincias que alcancen 70% de vacunados con al menos dos dosis y consecuentemente las medidas tendrían que ser cambiadas y de no ser así entonces reclamaremos en conjunto porque el aislamiento a todos nos tiene hartos, pero es lo que nos tiene vivos.