
Artículo escrito por Catherine Teani Tavarez médico interno de la Universidad Central del Este (UCE)
Sin duda alguna, este virus llegó para desafiarnos a todos: como humanidad, como país, en la economía y como futuros médicos. Pero, ¿cuál ha sido el impacto que éste ha generado sobre el médico interno?
El médico en proceso que, por un período de 4 largos años, ha esperado ser llamado por tan significativo nombre “Médico interno’’ y que ha estudiado por períodos extensos, se ha desvelado por exámenes, ha soñado con el grandioso día de emplear todo lo aprendido en la universidad y ser lo más humano posible. El médico que ayuda, que piensa en diagnósticos, en tratamientos, en cómo podría colaborar con el paciente y, claro, en aprender…… sí, aprender a tratar al paciente de una forma donde haya una excelente relación medico-paciente, a llenar bastantes documentos, a colocar una sonda Foley, a tomar muestras sanguíneas, hacer estudios de gabinete, a tener acceso a cirugías y, sobre todo, a escuchar a los pacientes llamarnos doctor o doctora.
Al inicio de todo esto, cuando apenas afectaba a la ciudad de Wuhan, muchos de nosotros estábamos en tranquilidad, recibíamos talleres y foros sobre el Covid-19, pero jamás pensamos que alcanzaría convertirse en tan poco tiempo de epidemia a pandemia. Esto a muchos prácticamente nos tomó por sorpresa, suspendieron nuestras prácticas médicas, y a nivel mundial todos los médicos internos debían permanecer en sus casas. A simple vista aparentaba ser un descanso cuando todo inició, pero cuando los meses iniciaron a trascurrir se empezaba a notar la desesperación y la necesidad de brindarle nuestra mano amiga a cada paciente que resultara afectado por esta enfermedad y continuar con nuestra rutina.
Médicos internos del primer ciclo, llenos de emociones y ansias, que esperaban este momento por mucho tiempo y que no tuvieron más opciones que estar en sus hogares; médicos internos de segundo ciclo que ya soñaban con por fin llegar a la última etapa de todo un año de internado rotatorio; ni hablar del médico interno del último ciclo donde ya tenían planeado su tan esperada y majestuosa graduación, vivir ese momento junto a sus compañeros y colegas de tanto tiempo, presentaciones de tesis, de anteproyectos, entre otros. El atrasarnos por casi 5 meses ha sido motivo para que nuestras graduaciones sean aplazadas a otro cuatrimestre extra. Todo esto se vio profundamente afectado y suspendido, el mundo se nos ha había puesto en pausa, médicos internos extranjeros que al finalizar cada ciclo viajaban a visitar a sus familiares, sus parejas, sus amigos, también fueron privados por el cierre de las entradas a los países del exterior.
Las universidades vieron como una opción, la aplicación de clases teóricas por distintas plataformas que fueron y son de mucha ayuda, a través de esto pudimos refrescar conocimientos anteriores y adquirir nuevos conocimientos. De forma independiente realizamos actividades de provecho para nuestra formación profesional como leer nuevos libros o continuar con los que ya habíamos iniciado. Creo que de todo esto sacamos buenas historias como el compartir con la familia y, ¿por qué no? Ver series, películas y hacer actividades que nos gustan bastante.
Todo en la vida te pondrá en una situación donde decides qué tipo de persona ser, el que llora porque se moja mientras llueve o el que baila debajo de la lluvia. Compañeros, saldremos adelante. Muy pronto podremos volver a nuestro segundo hogar, el hospital, podremos volver a realizar todo aquello que amamos, todo aquello a lo que nos comprometimos al momento de elegir esta hermosa carrera que nos ayuda a preservar y salvar vidas.
¡Juntos lo lograremos!
